Los fundamentos básicos de la osteopatía deberían de estar en la mente de todo osteópata. Pero, ¿realizamos nuestro trabajo en base a ellos?, ¿somos conscientes de lo que cada uno de ellos significa?, ¿Cuál es el más difícil de cumplir? ¿Cuál es el que más a menudo nos saltamos los osteópatas?, y ¿por qué? Desde mi punto de vista, pienso que esla capacidad autocurativa que tiene el ser humano. Es evidente que hoy en día vivimos en una sociedad en la que el aspecto mecánico, racional y científico de las cosas tiene una importancia capital. Es algo a lo que es fácil de agarrarse para todo, es algo “seguro”, y en cierto modo, lo entiendo y lo comparto. Todos queremos la respuesta ya y segura, queremos esa regla que nos hace sentirnos seguros y cómodos, pero eso no siempre es posible ni bueno. La noción de lo científico, mecánico y lo seguro, es algo que está tan instalado en nuestra mente, que ni siquiera nos damos cuenta de que está. Funciona de manera automática, necesitamos tener algo para sentirnos existir, para sentirnos bien, para ser algo es necesario tener algo, algo que podamos notar con nuestros sentidos corporales. Y al menos hablo por mí, que como osteópata durante tanto tiempo, incluso después de haber terminado mi formación, es algo que no me daba ni cuenta. Pero, cuando leemos a nuestro fundador, ¿a qué se refiere Andrew cuando habla de esta capacidad autocurativa? Sin duda, cuando somos conscientes de lo que de verdad esto significa, es entonces cuando empezamos el cambio del cambio.
Supongo que cuando uno acaba aceptando esa palabra, “Autocuración”, empieza a volverse egoísta y por aceptar que la respuesta y la solución a sus problemas la tiene él mismo o al menos, están en su propio cuerpo. Por tanto, nos encontramos con un dilema que hasta ahora no nos habíamos planteado. El problema aparece y se manifiesta en mí, y resulta, ¿que la solución también está en mí? ¿Problema y solución están en el mismo lugar?, ¡Buf!, esto si que es un shock. Porque llevo toda la vida, y de siempre me han estado enseñando y aplicado, que cuando aparece un problema físico o mental en mí, he de ir a alguien a que me dé la solución, sea mi mamá cuando era un niño, sea el médico que con una pastilla, un remedio natural, una infusión, un psiquiatra, o por qué no, el consejo de una amigo, pero siempre la solución la tiene el otro o está fuera de nosotros. Si yo tengo el problema, a menudo es porque los demás son la causa de mi problema, por que hay algo que me lo provoca, la humedad, el tiempo que hace, el estrés o la postura del trabajo todo el día, mi mujer, mi hijo, mis padres, etc., ¿cómo voy a saber yo mismo cuál es la solución?. Así que iniciaré un curso de “echar la culpa al otro” con infinidad de grados de formación que no acabará nunca, durante el cual iré probando distintos remedios, dietas alimenticias, pastillas, estas hierbas que me van mejor que las otras, un poco de ejercicio , salir a correr, etc.
Ahora, y mientras empezamos a leer al Viejo Doctor, y todo lo que él nos dejó, sus vivencias, aprendizajes y enseñanzas, es un buen momento para que empecemos a plantearnos las cosas al revés. ¿Puede que si el problema se manifiesta en mí, la solución también esté en mi? ¿Es posible que la Naturaleza, el Creador de todo esto, nos haya diseñado de esta manera?, ¿para poder solucionar nuestros propios problemas?, ¿para encontrar las causas en nosotros mismos? ¿Quizá sea una herramienta que nos haga cambiar y mejorar como seres humanos? ¿Quizá?, ¿quizá la solución no esté en el político o en el médico, y sí en nosotros? Solo de pensarlo, ¿No os da eso una sensación de poderío inmenso? ¿No os llena esto el cuerpo de energía y vitalidad el solo pensarlo?. O quizá, os invada el miedo, la inseguridad, el nerviosismo por todo el cuerpo, la auto negación y sigamos pensando que esto no es posible, que no somos lo suficiente poderosos, y sigamos menospreciándonos, menospreciando toda esa sabiduría que la Naturaleza, su Creador o quien sea, ha puesto en cada ser vivo de este universo, y al mismo tiempo, en cada uno de nosotros, como parte de esa inmensa y perfecta Creación. ¡Bahh, chooooooooooooooooorradas!. Esta será la respuesta que más a menudo nos darán a quienes digamos esto.
Pero para empezar el cambio, volvemos de nuevo a los textos de nuestro fundador, algo de lo que no solo habla Still en sus libros, sino muchos “descubridores” en esto de la medicina que en su búsqueda han acabado por darse cuenta de ello. El Ser humano es Trino. O sea, que está compuesto de tres partes; materia, mente y espíritu, o como queráis llamar a eso que habita en nosotros y que nadie sabe bien lo que es. Pero lo que sí es cierto, es que habita en cada uno de nosotros, y no solo en el cielo o más allá como siempre nos lo han enseñado, como algo inalcanzable. Por tanto, creer en la globalidad, va unido a la creencia de la autocuración, ambas son inseparables y se repercuten mutuamente. Interconexión, globalidad, juntas se unen, y el resultado la autocuración.